AFICIÓN Y DEVOCIÓN POR EL TEATRO
El Colectivo de Teatro Vistazul
cumple dieciocho años de vida. Una trayectoria dedicada a
dignificar el teatro aficionado en Dos Hermanas con un amplio y
diverso repertorio que ha llegado a muchos sitios. |
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por Rosa
Montero_________________________________________________
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Diecisiete de abril de 1987. El
Club Social de Vistazul acoge la primera representación de un
grupo de teatro creado desde el mismo club. La obra, Anacleto se
divorcia, una comedia en tres actos de Pedro Muñoz Seca. Unos
meses antes, Antonio Morillas, con la firme idea de dar rienda
suelta a su afición por la interpretación, comienza a reclutar,
entre familiares, amigos o vecinos, a gente que quiera
involucrarse en el proyecto.
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“Oye, ¿a ti te gustaría hacer teatro?”. Aquella primera obra
despertó una gran expectación, tanto que tuvo que repetirse por
petición popular. Hace ya casi dieciocho años desde aquella
representación y, durante todo este tiempo, CTV Teatro se ha
convertido en uno de los grupos de teatro aficionado con más
actividad de la provincia. Teatro aficionado y algo más porque
muchos de sus integrantes han pasado ya al plano profesional de
la actuación. La trayectoria ha sido lenta pero muy fructífera.
Ese mismo año comienzan a incluir en su incipiente repertorio
los Sainetes de los Álvarez Quintero, obras cortas de humor
costumbrista que han llevado por todos los rincones de Dos
Hermanas y de otros pueblos de Andalucía.
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Lorca y el propio
Muñoz Seca son los autores a los que recurren durante los
primeros años. Así, de Muñoz Seca interpretan obras como Las
Inyecciones o El Doctor Cleofás Uthof es mejor que Voronoff, o
Usted es Ortiz, ésta última, incluida en el circuito de teatro
aficionado de la Diputación de Sevilla, se llegó a
representar, de manera comercial, en el Teatro Imperial en
1991.
Bodas de Sangre supone el primer drama al que se enfrentan y
se pudo ver, entre otros escenarios de la provincia, en los
teatros Imperial y Alameda de la capital. La obra se estrenó
en el antiguo Cine Español nazareno, donde actualmente se
sitúa el Teatro Municipal, en enero de 1993.
Un año después, se estrenaría como dramaturgo el propio
Antonio Morillas, una vez más, en busca de dar rienda suelta a
sus inquietudes. Para su debut, escoge La Cantata de Santa
María de Iquique, inspirada en el disco Quilapayum. Se trata
de una puesta en escena basada en la expresión corporal, con
poco texto pero con una gran carga dramática. Quilapayum
cuenta la historia de la matanza en Chile, durante la
dictadura de Pinochet, de 360 trabajadores. Morillas recuerda,
como uno de los momentos más emocionantes sobre las tablas, la
ocasión en la que representaron esta obra en Fuentes de
Andalucía para los trabajadores de Santana que, por aquel
entonces, marchaban a pie hacia Sevilla como señal de protesta
por el cierre de la empresa. “Fue muy emotivo porque hicieron
suya la historia, levantaron sus camisetas, lloraron”, afirma.
Otros trabajos firmados por Morillas son Federico en la
Memoria, montaje multidisciplinar en el que se homenajea al
granadino a través de la poesía, la danza, la música y el
teatro; Cantando a la vida, guión contra la droga; Andalucía
un sentir, con textos de Blas Infante, Antonio Gala o García
Lorca; Hatshepsut, una reflexión sobre el poder de la mujer,
en una sociedad dominada por los hombres, basándose en este
personaje egipcio; o la más reciente Perdóname, un
acercamiento al problema de la violencia doméstica.
Un buen puñado de obras y un buen puñado de representaciones
que les ha llevado más allá de nuestras fronteras. En dos
ocasiones han realizado giras por Francia, en 1998 y en 2001,
donde han tenido la ocasión de actuar por todo el país.
También fue célebre su participación en el Festival
Internacional de Teatro Experimental de El Cairo en 2002,
donde interpretaron la obra Hatshepsut que tuvo muy buena
acogida. “Fue impresionante actuar en el Open Opera House de
El Cairo. Además la obra tuvo muy buena aceptación y fue
escogida para participar en una de las sesiones de debates que
se celebraban de manera paralela a las representaciones”, nos
cuenta Morillas.
Su periplo internacional se completa con dos visitas a Cuba y
una tercera en puertas, para el próximo mes de marzo.
Todo eso es la historia, la trayectoria que les hace situarse
a la cabeza de las agrupaciones teatrales nazarenas, pero
también hay un presente. Actualmente, forman parte del grupo
unas 25 personas, “porque muchos van entrando y saliendo, en
función de sus posibilidades”. Para muchos de ellos, CTV
Teatro les ha supuesto una oportunidad para abrirse camino en
el mundo de la interpretación. De hecho, algunos de sus
miembros han participado con pequeños papeles en series como
Arrayán, o en el cine.
“Ahora sí somos reconocidos en Dos Hermanas. Ha habido una
visión de nosotros como que somos un grupo de barrio y nos ha
costado que, poco a poco, vean que no es así. Por el contraste
con la buena acogida que tenemos en el exterior han empezado a
valorarnos más”, comenta el director.
En 2002 comienzan a participar en diversos certámenes de
teatros, de donde siempre vuelven con algún galardón bajo el
brazo. Ese respaldo popular y de premios siempre ayuda a que
la mente inquieta del máximo (y ni mucho menos único)
responsable del colectivo siga pensando en nuevos proyectos,
sobre todo centrados en abarcar géneros teatrales que aún no
hayan tocado. Un musical, una adaptación de una novela
policíaca, un clásico o más producción propia. El caso es no
bajarse del escenario.
Durante
estos dieciocho años el CTV Teatro ha realizado 375 funciones
y cuentan con más de 20 obras, la mayoría de ellas aún en
repertorio.
Además del personal artístico y creativo, el grupo se encarga
de las tareas técnicas de sonido, iluminación o montaje, así
como de sus propias escenografías, vestuarios o maquillaje.
Festivales, asociaciones de vecinos, institutos, teatros o la
propia sala del CSD Vistazul, cualquier escenario es bueno
para dejar en el patio de butacas un buen recuerdo.
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